loukamenguante

Thursday, April 02, 2009


A M I G U I S

Desde que murió su hijo, Teresa, decía que nada peor le podía pasar. Nada la tocaría.
El día en que abrió aquella oficina y vio a su marido, en pleno escritorio, haciendo el amor con su amiga, supo que el dolor no entiende de límites.

Ayer las vi en un céntrico local, tomando cafecito.

1 Comments:

At 8:31 AM, Anonymous Anonymous said...

Aida,
super bueno tu cuento! me encantó, ojalá pudiera yo estar en algún taller literario! y el segundo también super bueno! cariños María Loreto Irarrázaval

 

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