C O S T R A S
Solo costras resecándose
en un patio diseñado para la vida.
Amores que no deliran
con la arquitectura del dolor.
Nada hacía sospechar
que las risas se volverían saladas,
que el juego de los niños
sería metáfora de escondite infinito,
mientras las palomas desplumadas
volaban hacia el infierno.
Nada dejaba presagiar
que la bandita dominguera
sería un canto fúnebre
para el orgasmo muerto.
Solo costras resecándose
en un patio diseñado para la vida.
Amores que no deliran
con la arquitectura del dolor.
Nada hacía sospechar
que las risas se volverían saladas,
que el juego de los niños
sería metáfora de escondite infinito,
mientras las palomas desplumadas
volaban hacia el infierno.
Nada dejaba presagiar
que la bandita dominguera
sería un canto fúnebre
para el orgasmo muerto.
Ya no habría fanfarria resbalando
por los escaños del “te quiero”.
Nadie quedó para fotografiar,
entre diente y ojo de paz,
la verde esperanza
y el desvestir estival
que envolvía la tarde roja
en la memoria del mar coagulado.
¿Cómo podríamos saber
los malditos hijos del creador
"Qué algo tan de verdad
se volvería mentira"?.
¿Cómo podríamos hoy,
las burbujas enfermas,
explotar sonrisas sobre un pueblo
donde llovió la muerte?.
Hoy las mariposas y yo,
y tú
y tú
y todos,
sobrevolamos el miedo
con alas condecoradas de guerra.
por los escaños del “te quiero”.
Nadie quedó para fotografiar,
entre diente y ojo de paz,
la verde esperanza
y el desvestir estival
que envolvía la tarde roja
en la memoria del mar coagulado.
¿Cómo podríamos saber
los malditos hijos del creador
"Qué algo tan de verdad
se volvería mentira"?.
¿Cómo podríamos hoy,
las burbujas enfermas,
explotar sonrisas sobre un pueblo
donde llovió la muerte?.
Hoy las mariposas y yo,
y tú
y tú
y todos,
sobrevolamos el miedo
con alas condecoradas de guerra.